domingo, 27 de febrero de 2011

El último tercerillo de la Plaza Mayor

Sólo queda uno y muy disimulado en toda la Plaza Mayor. Hubo un tiempo, anterior a la “moda europea” de los escaparates, en que los tercerillos formaban parte del paisaje de los soportales y cumplían su función. Eran éstos unos “entresuelos con un pequeño balcón a los soportales, sobre las tiendas, las cuales, a su vez, tenían su suelo a menos nivel que el de la Plaza.”…“de los tercerillos y a sus lados se colgaban de día los más llamativos artículos que se expendían en cada comercio tal como los describe D. Guzmán Gombau Guerra, en su libro “Salamanca, la Plaza Mayor”.

Por su parte D. Carlos Gutiérrez de Ceballos en su nostálgica obra “Salamanca a finales del siglo XIX” relata como existían “tantos balconcillos como arcos, todos en perfecta simetría. Costumbre de los moradores de los tercerillos era la de colocar una camilla al lado del balconcillo. Sentados en derredor de ella, los vecinos veían pasear a la gente por los soportales…¿podéis imaginaros el encanto de unos interiores, a los cuales la luz del quinqué iluminaba como una estampa romántica?. La fisonomía de la Plaza Mayor era, como puede comprenderse, de un delicioso intimismo, cuyo recuerdo aun perdura entre quienes lo conocieron.”



Para hacerse idea de cómo fueron, basta con bajar por cualquiera de las tres escaleras que de la Plaza salen y darse un breve paseo por los Portales de San Antonio. Bajo sus soportales los tercerillos se han conservado en su ser o al menos en lo más parecido a lo que fueron, pues, aunque han sufrido varias reformas, la estructura primitiva no ha variado.

En la fotografía de las Escalerillas del Ochavo se aprecia la línea de imposta que señala la separación de los dos pisos, el de las tiendas y el de los tercerillos.


Hoy en día sólo en el Estanco, y aunque ya no sea el mismo que antes hubo, se aprecia el tercerillo, pero como puede verse en la fotografía de la fachada, a raíz de la reforma que se produjo por los años 50, éste desapareció. Claramente se observa como los tercerillos fueron suprimidos para darle a los comercios una mayor altura y capacidad.

Años después el tercerillo fue recuperado, pero esta vez será destinado a la faceta comercial.

Creo que en la actualidad este negocio es el más antiguo de la Plaza habiendo mantenido la propiedad la misma familia. Desde 1896, año en que se crea el Monopolio de Tabacos, es propiedad de Don Moisés Romero. Sucedió a éste su hija Doña Herminia Romero que llevó a cabo la reforma que muestran estas dos espléndidas fotografías.. Posteriormente regentó el negocio su hijo D. José Sánchez-Romero. Actualmente Carlos Sánchez-Romero, hijo de José, y por lo tanto cuarta generación, mantiene la propiedad del estanco.

A su amabilidad debo las dos fotos antiguas y algunos de los datos de su familia.



lunes, 7 de febrero de 2011

El castro de la Rúa

Hace un par de meses se descubrieron en un solar de la Rúa Mayor, los restos de lo que pudo ser el primer asentamiento salmantino. Lo más espectacular es, sin duda, el perfecto estado de conservación y la calidad de la construcción.

Este hallazgo en el Cerro de las Catedrales da fe del castro vettón que, junto con el del Cerro de San Vicente y el de San Cristóbal formarían los tres poblamientos sobre los que se iría formando Salamanca. Algunos autores como Maluquer creen que sólo existieron los dos primeros, bien como castros independientes, o como un único recinto con la Vaguada de la Palma en medio, para guardar el ganado.


Sobre el plano que dibujó D. Manuel González García en su libro “Salamanca: la repoblación y la ciudad en la Baja Edad Media” he superpuesto los restos hallados

con el fin de ver más claramente el espacio que ocupaban en el solar salmantino.

En rojo he dibujado lo que hasta ahora ha aparecido: un cubo defensivo de planta semicircular que formaría parte de una puerta, que, por su ubicación y orientación, sería la Puerta del Sol. Lo dibujado en azul sería lo que, con seguridad, formaba el cubo defensivo de la otra parte de dicha puerta. Los puntos que hay delante de la muralla representan lo que se conoce como “campos de piedras hincadas”, las cuales eran utilizadas como defensa contra los ataques de caballerías. Estas piedras estaban siempre delante de las puertas que, por lo poco abrupto del terreno, eran más difíciles de defender. Así sucede en todos los castros vettones que he visitado en la provincia.

Es muy interesante observar que tanto el de Yecla de Yeltes, como el de Las Merchanas o el de Saldeana son parecidísimos al aquí aparecido, tanto en la factura como en las proporciones. (Muy recomendable la visita a cualquiera de ellos y mejor a los tres).

Lo que no he dibujado, pues no se puede saber dónde estuvo, es la necrópolis, pero solían situarse a la afueras de la Puerta del Sol, a poca distancia, ya que así podían ser vigiladas, pues los enterramientos solían hacerse con el ajuar del difunto. Maluquer, por los años 50, llegó a la conclusión de que debería estar hacia la mitad de la Rúa. A la luz de lo hallado, parece que no andaba muy lejos.

Otro aspecto llamativo de los restos al superponerlos en el plano de la Cerca Vieja, es que la Puerta del Sol vettona y la medieval tienen la misma orientación y distan entre ellas apenas 50 metros. También es significativo el que los muros de ambas discurren casi paralelos en su bajada en dirección a la calle del Tostado donde en la muralla medieval estuvo la Puerta de San Sebastián.


Castro de las Merchanas
Castro de Saldeana

Castro de Yecla de Yeltes

Dejo aquí un enlace que he encontrado en la red en la que se pueden ver recreaciones de los castros de la provincia http://www.guillemhp.com/blog/?cat=3


P.D. Lo siento, pero los cambios de letra no son voluntarios.