lunes, 21 de diciembre de 2009

Los sucesos de 1903

En el verano de 1992 tuve el placer de conversar durante algunas tardes con D. Luís García. Le faltaban 5 meses para cumplir los 90 años, pero su memoria estaba como nueva. Al comienzo de la conversación del primer día, me contó de pasada lo que desde su infancia había oído en su casa sobre los sucesos que ocurrieron a los pocos días de nacer él. Mis intereses, entonces, eran de tipo urbanístico y apenas reparé en ello.

Hace unos meses digitalicé aquellas grabaciones y al volverlas a escuchar me llamaron mucho la atención.

Me interesé por aquellos sucesos e, inmediatamente, me impresionaron tanto por su origen como por sus consecuencias. Sigo los acontecimientos por El Lábaro:

Todo comenzó con una pelea entre varios jóvenes que fueron conducidos a la prevención del Gobierno Civil, donde se les emplazó para que se presentaran a la mañana siguiente a fin de declarar ante el inspector-jefe.

Así lo hicieron y cuando el estudiante Sr. Layta salía en libertad después de realizar su declaración, se puso a “cantar alegremente”, ante lo cual el inspector-jefe Sr. Benito lo volvió a llamar, comunicándole que quedaba detenido. El estudiante alegó que no había razones para ello y aduciendo que tenía clase se ofreció para presentarse de nuevo, una vez acabadas sus ocupaciones. El inspector se negó y, al intentar huir el estudiante, fue reducido y maltratado de forma desproporcionada a los hechos.

A partir de ese momento los estudiantes se manifiestan y las algaradas se suceden durante toda la tarde.

A la mañana siguiente gran número de estudiantes se reunen delante del Gobierno Civil (Palacio de Anaya). Se lanzan piedras y viendo que la situación empeoraba, el entonces Rector Don Miguel de Unamuno se interpuso entre ambas partes apaciguando a los estudiantes, aunque recibiendo alguna pedrada. En ese momento salen policías y guardias del Gobierno, comandados por el inspector Sr. Benito, cargando contra los estudiantes que corren a refugiarse en la Universidad. Es entonces cuando aparece la Guardia Civil que carga también. Desde las ventanas de la Universidad empiezan a caer piedras y, con aviso o sin él, se produjo una descarga cerrada desde el atrio de la Catedral a las ventanas altas de la Universidad, “el fuego duró algunos minutos”. Otra descarga se produjo contra los alumnos que estaban a las puertas del Instituto.

Resultado:

Algunos de los catedráticos y entre ellos el Rector estuvieron en medio del fuego intentando apaciguar los ánimos sin conseguirlo. La capa de uno de ellos quedó acribillada a balazos.

A partir de ese momento en toda la ciudad se cerró el comercio en señal de duelo y protesta.

En los días posteriores el gobernador y el inspector-jefe fueron destituidos. El entierro congregó a miles de salmantinos con la representación de todos los sectores de la ciudad. Ese día también cerró todo el comercio y en muchos balcones lucía un crespón negro.

También continuaron las manifestaciones en los días siguientes y solamente cesaron cuando comenzaron las vacaciones de Semana Santa y los estudiantes regresaron a sus lugares de origen.

Los sucesos de Salamanca corrieron como la pólvora por todas las universidades españolas. Las huelgas, manifestaciones y protestas se propagaron por todas ellas, llegando a haber otro muerto en Madrid en una manifestación.

Una de las decisiones que tomaron los estudiantes fue la de hacer una colecta a fin de sufragar los gastos de un mausoleo en recuerdo de los compañeros asesinados. Creo que este debe ser el monolito del que habla Don Luís García pero nada he encontrado sobre él, por ahora.

No puedo por menos que recordar a Edward Lorenz y su constatación del “efecto mariposa” en sus estudios sobre el clima. Una canción cantada a destiempo (al menos para el inspector-jefe) acabó produciendo la muerte de dos jóvenes y la inestabilidad política y social de todo un país.

Nota: Al no poder subir archivos de audio en Blogger, he tenido que grabar este video tan cutre para poderlo subir todo junto.


lunes, 7 de diciembre de 2009

San Vicente

Como vimos, en “Los Milagros y sus gentes” nos habla D. José Juanes de la vida que él conoció, en el barrio de los Milagros y, por proximidad, lo hace también de su vecino el barrio de San Vicente. Siempre me gustó el relato que hace sobre su nacimiento y primer desarrollo: “la primera calle arrancó de la plaza de San Vicente; San Vicente se llamó también, y al llegar al Cerro del Almendro situado al final , se encontraron con que no tenía salida,... bautizando aquel corral con el nombre de Corral de San Vicente. Para llegar a éste la calle hacía un pequeño quiebro, formando una pequeña calleja a la que, por no variar, se la llamó Cerrada de San Vicente.

Poco tiempo después, llegaron nuevos vecinos que comenzaron otra calle, paralela a la anterior, aunque a nivel inferior obligados por el declive del terreno, bautizandola también con el nombre de San Vicente. Los antiguos salieron por sus fueros y colocaron una placa: San Vicente 1ª; los recientes se limitaron a poner en las suyas San Vicente 2ª. Y todos tan contentos. Al poco tiempo hubo una calle San Vicente 3ª y después otra calle San Vicente 4ª, en la que se detuvieron porque ya no quedaba terreno. Y el santo quedó honrado con la dedicación en poco más de una hectárea, de cuatro calles, una callejuela, un corral, una plaza y un portillo.

No estoy cierto de que sea la verdadera historia de San Vicente, pero sí lo es la estructura del barrio, de donde deduzco que su construción debió ser parecida a como la imagino.”

Si non e vero....

Mucho ha cambiado la vista que nos muestra la fotografía. Tan solo un edificio se estaba construyendo en el verano de 1990. Entre el Comedor Universitario que vemos a la derecha y el Colegio Hispano-Americano no queda una sola de aquellas construcciones en todo el Cerro de San Vicente, incluido el propio Colegio.

domingo, 22 de noviembre de 2009

"Los Milagros y sus gentes"


En junio del próximo año hará 20 de estas dos fotografías. El Palacio de Congresos se estaba acabando de construir y la Vaguada de la Palma apenas había empezado.

Viendo la situación en la que se encontraba a finales del siglo pasado, recordé las noticias que de esta zona nos dejó D. José Juanes en su entrañable libro Los Milagros y sus gentes”. Nos habla en él, de su barrio en la primera mitad del siglo XX, y, sobre todo, de las calles la Empedrada y la Palma, que en las fotografías están unidas al haber sido derribada ya la hilera de casas que las separaba.

Todo era desolador en torno a la desvalida calle, y sobre todo la deficiente sanidad que causó muchos estragos en ella”. Antes de acabar el siglo “ ...España soportó el azote de la cólera que en Salamanca adquirió particular importancia por esa deficiencia sanitaria hasta el punto de que cada día morían entre veinte y veinticinco personas...en un censo de 18.000 habitantes.

Pasaron los años sin que se hiciera nada por remediar la situación, como no consideremos innovación sanitaria las realizadas por unos chatarreros que acudieron a los mercados con el último invento del confort: una bacinilla en forma de gran chistera invertida, con la que se suprimían los incómodos desahogos directos en la santa madre tierra,proporcionando comodidad al acto....La gente respondió al invento. Lo malo fue que, al final de cada transacción comercial, había que vaciar la mercancía, que iba a parar a la alberca de la calle Empedrada, estuviese donde estuviese el inventor”.

A principios del siglo XX “...se presentó la viruela en Salamanca... y en los siguientes días se intensificó grandemente la epidemia, sobre todo en el barrio. Lo mismo sucedió cuando la gripe del año 1919, de tan tenebroso recuerdo, que convirtió en sepulturas algunos paseos del camposanto.”

No puedo negar que la imagen que nos da es desoladora, pero no parece que exagere mucho si, 90 años después, la situación de esta zona era la que nos muestran las fotografías. Creo que el siglo XX, para el barrio de los Milagros, no fue otra cosa que una depauperación lenta y olvidada por el resto de la ciudad.

Sin embargo el libro de José Juanes dista mucho de una visión pesimista. Aun siendo su tema el barrio en el que se juntaban “la miseria y el pecado”, el trato humano que le dedica y el humor unido a la nostalgia de los años, lo convierten en una de las crónicas de la ciudad que mejor muestran un lugar y un momento olvidados de nuestra historia.





lunes, 16 de noviembre de 2009

Murmullos de la Muralla 2

Ya ha pasado un mes desde que tiré esta misma fotografía desde el mismo lugar. Han quitado los escombros y a esperar. Parece ser que lo que creí que eran rumores, no lo eran tanto pues en el Boletín de “Ciudadanos por la defensa del Patrimonio” se dice: Ha sido en el pasado mes de Octubre cuando el derribo del primer inmueble ha dejado al descubierto tan sólo un paredón rocoso característico de la geología del terreno. Ante este lamentable y decadente panorama los arquitectos y técnicos del Ministerio de Hacienda y del Ayuntamiento han considerado necesario elaborar un proyecto técnico que garantice la demolición adecuada del resto de las viviendas.

Supongo que para demoler unas casitas de dos plantas de forma “adecuada” no debe haber mayor problema si pensamos en los derribos que a diario se hacen de grandes edificios en medio de cualquier ciudad. Mas parece que los problemas vengan por el daño que pudiera sufrir la muralla con este empecinado derribo.

Así es que, como digo, a esperar.

Según se puede ver en el vallado la maquinaria pertenece a la empresa Juan del Río S.A. (empresa de alquiler y venta de maquinaria), así que como la pala esté en alquiler, nos va a salir por un “pico”.


domingo, 8 de noviembre de 2009

San Esteban, en recuerdo de José Luis Espinel (O.P.)

Hace ahora veinte años que, buscando información sobre Cristóbal Colón y su relación con los Dominicos, me encontré con José Luis Espinel, un fraile menudo y muy discreto, que amablemente me ayudó con mis preguntas. Después de aquella entrevista sólo lo volví a ver una vez más, antes de su fallecimiento. Fue esa segunda tarde, tras haber leído su libro “San Esteban de Salamanca. Historia y guía. Siglos XIII - XX”, cuando nos acompañó a visitar el convento y la iglesia de San Esteban.

Durante el paseo nos contó un descubrimiento que había hecho con posterioridad a la publicación de su Guía y que, por tanto, no aparecía en ella. Se había dado cuenta de que las imágenes de la fachada tenían su correspondencia en la pintura que se halla en el vestíbulo que hay justo al atravesar la puerta principal. En ella vemos una serie de angelitos, cada uno de los cuales tiene un objeto con él. Si, por ejemplo, queremos saber qué santo representa la imagen que tiene en su mano una pequeña iglesia, habrá que buscar el angelote que tenga una iglesia junto a él. En la filacteria que hay a los pies de cada uno de ellos, encontraremos escrito su nombre. En este caso, la imagen que buscábamos es de Santo Tomas de Aquino. que como doctor de la Iglesia, suele tener a ésta en su mano izquierda. Nos habló luego de los símbolos que suelen ir unidos a los santos y de la intención didáctica de este sistema.

Tiempo después me enteré de su muerte y recordé lo que habíamos hablado. Quiero con este post contar lo que nos contó y recordar a un hombre que, como él decía de otros frailes de su convento, fue un “lector empedernido” y un gran observador.


domingo, 1 de noviembre de 2009

Murmullos de la Muralla

Después de nueve años parecía que la suerte estaba echada. El día 10 de octubre hicimos esta fotografía con intención de continuar, en los días posteriores, la triste serie de derribos que la seguirían. Pero pasaban los días y nada se movía por la Muralla. Llega el mes de noviembre y el resto de las casas sigue en pie. Raro.


Hoy me dicen que la razón de que se haya parado la demolición es que hay peligro de que, al tirar las casas, vaya detrás la muralla. Como diría un charro “vaya, hombre, vaya”.

Es sólo un rumor, pero es tan agradable. ¿Será la justicia cósmica?.


sábado, 24 de octubre de 2009

La plaza de Fray Luis de León

Si hay un rincón tan hermoso como oculto en Salamanca, es, sin duda, la entrada al Patio de Escuelas Menores desde la Plaza de Fray Luis de León. Desde 1958 esta puerta ,una de las tres que tiene dicho Patio, quedó incluida en la Residencia Universitaria que ocupa el edificio actual y, únicamente, se utiliza en algunas ceremonias universitarias.

En la fotografía de Felipe Torres, incluida en el libro “Vagar por una Salamanca en el recuerdo” de D. Enrique de Sena, se nos muestra tal como fue. En ella vemos la pequeña calleja llamada del Desafiadero y un arco de medio punto por el que, mediante una escalera, se llega a dos arcos ojivales separados por una columna, por donde se accedía al Patio de Escuelas. No es fácil encontrar “más arquitectura” y más evocación histórica en menos espacio.

En cuanto al nuevo edificio, opina D. Enrique que “...a fuer de querer ser fieles a una factura arquitectónica salmantina, resultó intemporal. Ni de ayer ni de hoy.” Opino lo mismo aunque, con la perspectiva que dan los años, no estuvo tan mal si tenemos en cuenta la fecha en que se construyó, pues creo que la mayoría de lo que se hizo en el casco histórico de Salamanca en las décadas de los 60 y 70, hoy no se hubiera permitido.

En 1975 D. Enrique de Sena lamentaba que esta entrada hubiera quedado “embutida en el interior del Colegio Mayor”. Veinticuatro años después, como puede verse, se ha pensado que era poco y le han añadido sofás, lámparas, mesas, una estructura metálica con cristales grabados y, por detrás, más mesas y sillas dentro del recinto que debería estar preservando la horrorosa puerta metálica.

Merece la pena acercarse a verlo pues la fotografía que muestro, con los brillos de los cristales, pierde bastante. Si se pide permiso en conserjería, amablemente lo enseñan...casi siempre.





lunes, 12 de octubre de 2009

Francisco Montejo


Antes de cambiar de zona quiero recordar a un salmantino, célebre en su tiempo y recordado hasta hoy en el callejero de la ciudad, aunque hace pocos años fue desplazado a la zona de Lasalle. Hasta entonces la que llevaba su nombre era la actual “calle del Rosario”, de la que hablé en los post anteriores.

Francisco Montejo, conocido en vida como el “Adelantado del Yucatán”, fue amigo de Hernán Cortés desde la juventud, ya que ambos estudiaron en esta universidad. Con él compartió la aventura americana, siendo el primer español que pisó aquellos países. Fundó varias ciudades en América como Salamanca, Valladolid, Campeche,etc.


Cuando Carlos V, tras la defensa que hizo de Hernán Cortés, le concedió el titulo de Adelantado y le dio tierras en Nueva España, Francisco Montejo vendió todas sus propiedades en Salamanca y partió con su mujer, amigos y parientes a poblar aquellas tierras.

Como nos dice Mariano de Santiago Cividanes en su entrañable libro Salmantinos Ilustres es ”...cosa curiosa que en las Ordenanzas del país dadas por el Rey, prohiba que entrasen en las nuevas tierras Abogados, a fin de que reinara la paz”.....¡en fin!









domingo, 27 de septiembre de 2009

Los Basilios 3

Una vez que el convento de los Basilios fue derribado, se amplió el ancho de la calle y se hicieron los popularmente conocidos como “ Jardines de Aviación“ por las casas de militares de este cuerpo que dan a ellos.

Ésta fue una de las primeras reformas urbanísticas importantes que se hizo en Salamanca después de la Guerra Civil (según Fátima Miranda en su interesante libro sobre el “Desarrollo Urbanístico de Posguerra en Salamanca”, fue la segunda reforma tras la de las Úrsulas). Las expropiaciones se iniciaron tras la “exposición de ideas y proyectos urbanísticos” que se celebró en las Escuelas de la Alamedilla durante las primeras Ferias de septiembre de la posguerra, según nos cuenta Enrique de Sena.

En un plano de Salamanca de 1885 se ve cómo los Basilios y los Dominicos se van juntando hasta casi llegar a tocarse, tal como se ve en una de las fotos del primer post dedicado a los Basilios.

Podemos también imaginar la parte del convento que fue expropiada para hacer la actual calle y los jardines.









domingo, 13 de septiembre de 2009

Los Basilios 2





En el post anterior, pudimos ver el exterior del convento de los Basilios desde dos puntos de vista. Gracias a esta excelente y rarísima foto de la que hace años me dejó hacer copia mi amiga Lourdes, podemos ver el convento, también desde dentro, aunque sea en sus últimos días. El momento en que fue tirada la fotografía debió ser entre 1940 y 1945.

El rincón donde está la mujer es justo la parte de dentro de la esquina que veíamos en la de Venancio Gombau.

Llama la atención el que los arcos que vemos estén numerados, con el fin evidente de volver a ser montados en algún otro lugar. Si las dovelas del arco que vemos completo está marcado con la letra C y el siguiente lleva la B, es claro que el que falta era el A, coincidiendo con los tres que, aunque cegados, se ven perfectamente en la fotografía de Gombau. Nunca he oído o leído nada sobre que estos arcos hayan sido montados en otro lugar, pero en algún sitio estarán y no creo que sea público.

Por lo que cuenta Enrique de Sena en sus comentarios, cuando fue derribado esta esquina marcaba el limite de la propiedad de la familia Sánchez Sevillano cuya puerta principal estaba en el chaflán que daba al Hospital de la Santísima Trinidad (hoy día, colegio de las Siervas). Parece ser (aunque no estoy seguro) que durante varios años y hasta su derribo, esta parte del convento era utilizada ya como jardín de la casa de los S. Sevillano.

La fachada de esta casa fue fotografiada por el otro Gombau, Guzmán, y está publicada en su libro “La ciudad que vi”.


domingo, 30 de agosto de 2009

Los Basilios 1


Encuentro en la red esta página y entre los cientos de fotos de Salamanca que contiene, me llama la atención esta fotografía en la que, en la parte de la derecha, se ve el que fue Convento de los Basilios, al frente está el convento de “Las Dueñas” y a la izquierda, la iglesia de San Esteban.

El Convento de los Basilios fue fundado en 1621 en el antiguo Hospital del Rosario que había sido ocupado, en los últimos años, por las Carmelitas Descalzas. El viejo hospital fue derribado y en su lugar se alzó el edificio que vemos en esta interesante foto.

No menos curiosa es esta otra fotografía que se encuentra en el libro “Salamanca en las fotografías de Venancio Gombau” y en la que vemos el convento de los Basilios desde el lado contrario. En los comentarios que Enrique de Sena hace a las fotografías, nos cuenta como la calle del Rosario (llamada entonces, Francisco Montejo) era un estrecho y maloliente callejón en todo el tramo que transcurría entre los Dominicos y los Basilios.

De ahí, el interés que tiene la primera foto, pues en ella se ve claramente lo que rememoraba Don Enrique.


Del personaje que aparece en el aire, nada nos dice el que fuera director de “El Adelanto”. Cada uno es libre.


domingo, 16 de agosto de 2009

Las plazas de toros de Salamanca




Leo en la red que este fin de semana es, de todo el año, los dos días con más festejos taurinos en España. Y aprovechando que el Pisuerga sigue pasando por donde siempre, quiero recordar los emplazamientos de las plazas de toros de Salamanca desde la repoblación borgoñona hasta hoy.

Durante la Edad Media y hasta que se construyó la Plaza Mayor las corridas de toros se celebraban en la llamada Plaza de San Martín, que comprendía el espacio que hoy ocupan la Pl. Mayor, la del Corrillo, la del Poeta Iglesias, la del Peso, la del Angel y la del Mercado, además del solar del Gran Hotel y las calles Quintana y S. Juan de la Cruz. Se cuenta que en ella podían celebrarse, a la vez, Mercado,Toros y Juegos de Cañas sin molestarse los unos a los otros.

A partir de 1729 en que se construye la Plaza Mayor las corridas de toros se celebran en ella hasta 1840 en que se levantó una plaza en lo que hoy es el jardín de las Adoratrices. En 1860 fue derribada por el mal estado que presentaba.


En esta fotografía puede verse la huella del coso entre las ruinas de su derribo.


En Las Ferias de 1864 se abre al público la nueva plaza en lo que hoy es Plazuela de Gabriel y Galán. En la siguiente fotografía puede vérsela al fondo en perfecto estado y de tamaño considerable. No obstante, según nos cuenta D. Enrique de Sena en su libro “Vagando por una Salamanca en el recuerdo”, si bien, por fuera, era toda ella de piedra franca, el interior había sido construido casi todo en madera y con materiales pobres, lo que provocó que en 1890 fuese cerrada. Nos habla también D. Enrique de que toda aquella piedra franca, mucha de ella de buena sillería, fue comprada por D. Juan Casimiro Mirat para, con ella, construir, al lado mismo, los llamados popularmente Hotelitos de Mirat. Dos de los cuatro que levantó siguen allí, en la Avenida que actualmente también lleva su nombre. Sobre esos hotelitos hablamos aquí, cuando escribí sobre la huella urbana de D. Cecilio González Domingo.





Fue, precisamente, este arquitecto quien en 1892 llevó a cabo el proyecto de la nueva Plaza llamada “La Glorieta”, junto con el ingeniero Mariano Cardera.

Desde Las Ferias de 1893, en que fue inaugurada, han pasado 116 años y da la impresión de que, por fin, encontró su lugar.


lunes, 10 de agosto de 2009

No todo es la Casa Lis






Es sabido que la Casa Lis, el Mercado de Abastos, la iglesia de San Juan de Sahagún, la Fundación Rodríguez Fabrés y algún edificio más, que no recuerdo ahora mismo, son obra de Don Joaquín de Vargas Aguirre. No lo es tanto que otras muchas construcciones de carácter mas humilde, están repartidas por varias calles de nuestra ciudad. Ni que otros, como el antiguo edificio de Correos y Telégrafos, que fueron derribados en los últimos años (no sé muy bien si mas de 40 son “últimos años”, en fin... serán mis años ) también salieron de su mano.

Releyendo el libro “El Taller del Arquitecto. Dibujos e Instrumentos. Salamanca 1871-1948” editado en 2001 por el Colegio Oficial de Arquitectos de León, encontré un encargo que le hacen en 1919 y que debió ser uno de los mas sencillos de su carrera. El trabajo se reduce a la reforma de una ventana en la Torre de Abrantes y se limita a quitar los ladrillos que cegaban el vano, y al que D. Joaquín embellece añadiéndole una columnilla a modo de parteluz “cual la toza pide”. Según nos cuenta Mª Nieves Rupérez, debió basarse en alguna de las ventanas de la Casa de las Conchas para escoger esta opción, pues en las otras casas nobles donde había ventanas de este tipo (Como la Casa de la Cadena o el Palacio de las Cuatro Torres), tampoco las tenían en ese momento.

En la fotografía de la plazuela de Colón,publicada en el libro “Salamanca en las Fotografías de Venancio Gombau”, puede verse al fondo la torre donde aparece la ventana todavía cegada. Así lo señala en el libro Don Enrique de Sena, además de darnos una serie de datos históricos de esta zona que merece la pena leer (las fotografías de V. Gombau tienen, sin duda, un gran atractivo, pero los conocimientos de E. de Sena y su forma de contarlos, son de igual o mayor interés).

Visto el resultado de esta pequeña reforma, creo que la solución que aplicó el Sr. Vargas Aguirre consiguió dar, a este rincón salmantino, el aire “romántico-medieval” que hoy tiene. Soluciones sencillas a problemas pequeños... eran otros tiempos.

No será por esta pequeña columna por lo que se le recuerde en nuestra ciudad, pero tampoco lo es por los edificios señeros que su labor nos dejó. Ahora que andamos moviendo el Callejero podríamos acordarnos, por fin, del arquitecto que, junto a unos pocos más, introdujo en Salamanca la arquitectura de comienzos del siglo XX.






lunes, 3 de agosto de 2009

El gran olvidado

Hace unos meses escribí aquí sobre D. Pedro de Maldonado y Pimentel, jefe, junto a su primo D. Francisco Maldonado, de los Comuneros salmantinos. Lo llamaba “el gran olvidado” y a fe que lo sigue siendo.

Esta tarde me he acercado a la plazuela de San Benito, pues se representaba en ella una pequeña obra de teatro de calle sobre Doña Ana de Abarca, hija de los Doctores de la Reina Isabel y esposa de D. Francisco Maldonado. La escena se desarrolló a los pies de la fachada de la casa en que vivió D. Pedro Maldonado, justo al lado de la puerta que allí aparece cegada, con la huella de sus blasones picados. Pensé que dado el tema, el lugar habría sido escogido a propósito, pero estaba equivocado. Ni una sola referencia ni a D. Pedro ni a su casa. Produce cierta tristeza, por eso he querido volver a recordarle.

domingo, 19 de julio de 2009

El Arroyo de Santo Domingo

Siempre me llamó la atención esta fotografía publicada en el libro “Vagando por una Salamanca en el recuerdo”. Acompañan a las fotografías los comentarios escritos por Don Enrique de Sena.


Según nos cuenta, la imagen corresponde al final de los años 20 del pasado siglo. Así es, pero lo que siempre me sedujo de ella es que, para mi, representa la Salamanca secular. Conventos, iglesias y casas nobiliarias, en muchas ocasiones, estaban rodeados por un caserío mísero, que le daba a la ciudad un aspecto sucio y depauperado. El propio D. Enrique remarca los olores que seguía produciendo el arroyo, al que, algunas vecinas seguían vertiendo los orinales. “Muchos años tuvieron que pasar para que se limpiara tanta basura” concluye.

Si esto era así, imaginemos entonces, la ciudad que, 140 años antes, se encontró Pedro Antonio de Alarcón en su viaje de “Dos días en Salamanca”. Sin embargo, lo que llamó su atención no fue la Plaza Mayor, ajardinada y pulcra, sino la del Corrillo: “...Pero no bien salimos de la Plaza Mayor, entramos en una plaza... mínima que nos enamoró mucho más que la que dejábamos. ...de viejo y abigarrado caserío donde no había dos balcones iguales, ni dos edificios simétricos ...nada, en fin, que fuese elegante, ordenado, lujoso, o tan siquiera limpio. ¡Y en esto precisamente consistían su belleza artística, su encanto poético, su color histórico!”. Y continua “se lo recomiendo a cualquier persona de buen gusto que vaya a Salamanca. Verá allí un variado y grotesco repertorio de balcones, aleros, guardapolvos y barandajes ..., verá puertas chatas, paredes barrigonas, ventanas tuertas, pisos cojos... ¡qué fondo aquel para un lienzo que representase el célebre motín en favor de los Comuneros o las sangrientas riñas a las que dio ocasión Dª María la Brava”.


Mientras D. Enrique gustaba de una ciudad a la altura de los tiempos, Alarcón se deleitaba en la imagen más anacrónica que sus calles le pudieran ofrecer.

Dos visiones opuestas de Salamanca, pero más próximas de lo que pudiera parecer. Lo creo así porque a ambos autores, por igual, debo mi enganche con Salamanca.

Cambian las ciudades, cambian sus ciudadanos y cambian sus gustos. Y, sin embargo, qué poco gustan los cambios.

domingo, 5 de julio de 2009

La Torre del Clavero... para merendar

Llevo observando varios meses el deterioro de la fachada norte de la Torre del Clavero. Lo que al principio fueron unos pequeños agujeros en cierta zona, en poco tiempo, se han convertido en una oquedad de aproximadamente 2 metros cuadrados y una profundidad de 20 ó 30 cms.

Aunque a veces veíamos palomas allí posadas no podíamos imaginar que fueran éstas las causantes de semejante agujero. Sin embargo, empezamos a observarlas y nos hemos dado cuenta de que eran ellas las que iban picando las juntas entre las piedras. Poco después, vimos que pican la piedra y comen la arenilla que se va desprendiendo.

He buscado información al respecto y resulta que para realizar la digestión de las semillas que comen, ingieren granos de arena o grava con el fin de triturar el alimento. Por lo que se ve, "el problema de las palomas" no es solamente que con sus excrementos deterioren los monumentos, sino que utilizan las piedras de éstos, para alimentarse.

Hemos grabado este video para denunciar la situación, pues creo que la rapidez con la que horadan el muro puede dañar seriamente el estado de la torre. El mismo caso lo hemos observado también en la parte baja de la fachada sur del Palacio de Monterrey. Seguramente esté sucediendo en otros monumentos de la ciudad, por lo que no estaría mal que alguien tomara cartas en el asunto.

Aunque ya en el vídeo se ve bien cómo lo hacen, creo que merece la pena acercarse hasta allí para ver la que están liando.


viernes, 26 de junio de 2009

La huella urbana de Cecilio González

Ayer dimos un paseo por Salamanca siguiendo la ruta marcada por los edificios que, entre finales del siglo XIX y principios del XX, construyó D. Cecilio González Domingo. A la mitad del paseo, justo cuando estábamos en la esquina noreste del Mercado de Abastos, la imagen que teníamos delante nos resultó llamativa: cinco de las seis construcciones que desde allí veíamos, pertenecían al arquitecto cuya obra íbamos siguiendo. El montaje fotográfico que pongo arriba, muestra cómo toda una acera de las más representativas de Salamanca, si exceptuamos la “parte vieja”, pertenece a la obra de un único autor. Además, entre los cinco inmuebles están representados los tipos de casas que solía construir.

A la izquierda, dos edificios contiguos en los que se muestra, por un lado, la utilización de los nuevos procesos productivos (como el ladrillo prensado industrial) y, por otro, su gusto por la “arquitectura del color” uniendo la piedra franca con el ladrillo, el hierro fundido y el enfoscado de color blanco.

En el centro, hallamos dos preciosas muestras de lo que se ha llamado “Casas Palacio”. Ambas están construidas con piedra franca y poseen muchos de los elementos definitorios de su estilo como miradores de hierro, ménsulas, frisos, cornisas y cresterías caladas.

Finalmente, a la derecha y en la otra acera, vemos un edificio de viviendas de cuatro plantas que destaca, sobre todo, por su sobriedad. Salvo los curvos miradores de hierro, no posee ningún otro elemento destacable, sin embargo, la utilización de piedra franca en la planta baja y la limpia distribución de los esbeltos balcones le dan al conjunto un aspecto armonioso y elegante.

El aspecto abombado del centro de la fotografía lo produce Photoshop al forzar la panorámica o yo, que no lo controlo.

domingo, 21 de junio de 2009

Cecilio González Domingo



Acabé el post anterior en plan dramático, con lo de “si al menos supieran lo que destruyen”... Para evitar que esto pase, lo mejor es dar a conocer un poco más a Cecilio González Domínguez y, sobre todo, la obra arquitectónica que dejó en Salamanca.

Las fotografías que muestro y que he tomado de aquí, no dejan lugar a dudas en cuanto a la labor constructora que desarrolló y que, según parece, entre “1895 y 1906 casi acaparó toda la actividad constructiva de la ciudad”. Llama la atención lo integrados que están en la ciudad los edificios que construyó, pues varios de ellos son los que marcan, estéticamente, la calle o plaza donde se hallan. Tal vez su eclecticismo arquitectónico, colabore a integrarse con facilidad en cualquiera de las muchas zonas de Salamanca en las que se encuentran.

Como puede leerse aquí, lo que le consagró fue la dirección de la obras de la plaza de Toros de Salamanca. Curiosamente, levantó la nueva Plaza y con la piedra de la Plaza antigua, recién derribada ( la que ocupaba lo que hoy es la Plazuela de Gabriel y Galán), construyó los llamados “Hotelitos de Mirat”. Dos de ellos, siguen en pie en la avenida del mismo nombre.

En lo que se refiere a otros aspectos de su biografía, desarrolló una intensa actividad política, fue cinco veces diputado provincial, llegando a ser presidente de la Diputación. En las elecciones de 1896 fue elegido Diputado en Cortes.

También fue editor del periódico el Fomento y colaborador de "El Porvenir", "El Federal Salmantino" y "Salamanca Satírica". Dirigió la Escuela Municipal de Artes y Oficios, fue presidente de la Cámara Agrícola y de la Electricista Salmantina del Círculo Mercantil. Participó económicamente en la fundación de la Caja de Ahorros de Salamanca en 1880, además de realizar el edificio en el que se ubicó.

Toda esta actividad llevó al Dr. Diez Elcuaz a decir que “Cecilio González Domingo fue la figura mas señera de la ciudad en esos años, hombre muy activo y polifacético, gozó de un gran prestigio en la Salamanca de fines del XIX y comienzos del XX”.

Tecleando su nombre en Google se ve que el Dr. Diez Elcuaz no exageraba nada.




Calle Toro, esquina Dean Polo Benito
Calle Quintana
Calle San Pablo, esquina Palominos


Salida del Puente Romano a Plaza de Poniente
Plaza del Mercado, esquina Obispo Jarrín
Plaza del Mercado, esquina Pozo Amarillo
Plaza del Mercado

viernes, 12 de junio de 2009

Las Casas de la Muralla III


  Pese a que algunos no les importe y sigan queriendo derribar “las Casas de la Muralla” a cualquier precio (muchos cientos de miles de € se llevan gastados en estos nueve años), quiero dejar constancia de que, igual que pasó con el Deposito de las Aguas, se va a demoler una muestra singular del urbanismo salmantino. Digo esto porque este grupo de viviendas no son una isla de casas, sino que están históricamente relacionadas con la “Casa Lis”. 

Ambas  ocupan casi toda la acera que une  la puerta de San Pablo con la Del Río desde que, en la última década del s. XIX y la primera del XX, se construyeran prácticamente a la vez. En apenas 200 metros encontramos dos muestras perfectas de la construcción que se realizaba en Salamanca hace ahora cien años. La arquitectura modernista salmantina, tanto señorial como popular, en un pequeño paseo con la catedral encima.


Nadie duda del interés arquitectónico e histórico de la “Casa Lis”,  aunque no hace muchos años su estado era mucho peor que el de las “Casas de la Muralla” a día de hoy. Pero si observamos éstas, vemos que están edificadas con un sentido de conjunto. Todas tienen en sus fachadas cenefas de azulejos de colores. Son de parecidos volúmenes y su aspecto gana en unidad al estar, casi en el medio, la casa de mejor calidad de materiales y en la que destacan un mirador de hierro y un pequeño frontis, que le dan cierta simetría y gracia al conjunto. Sobre esta casa, aquí se dice: Antes  que Joaquín de Vargas construyera la Casa Lis Cecilio González D. comenzó a proyectar edificios en los que buscaba los efectos del color obtenidos por el empleo de una variedad de materiales.

Destaca la racionalidad constructiva y original ornamental del ladrillo. Los efectos del color en la obra de Cecilio González D. es una característica de este autor y se encuentran distribuidos por toda la ciudad. Esta en relación con los cambios tecnológicos y procesos productivos del fines del XlX. Fue una arquitectura representativa del desarrollo económico y arquitectónico de la ciudad de Salamanca, aunque fuese en el edificio proyectado en la puerta de San Pablo en 1899 donde la combinación de ambos materiales lo hizo de forma diferente.”

  Para terminar diciendo:El ayuntamiento ha proyectado derribarlo, algunos profesores doctores en historia del arte consideran esta desaparición un expolio patrimonial.” .  Expolio, expolio... esto me suena.

No se entiende que, precisamente en una ciudad “histórica”, un edificio de cien años no sea considerado con otras miras mas que las de la “edificabilidad” producida por su derribo. 

   Si al menos supieran lo que destruyen...


viernes, 5 de junio de 2009

Las Casas de la Muralla y la habitabilidad





                    Hoy viernes, a las 10 de la mañana el Ayuntamiento ha devuelto las llaves de su casa a uno de los vecinos de las Casas de la Muralla, ya que la permuta antes pactada, no ha sido llevada a cabo. Al mismo tiempo, le ha comunicado a este vecino que dicha casa se encuentra en condiciones de habitabilidad (o era edificabilidad). En todo caso, no hay duda, no hay más que verlo.










Si no fuera por que se juega con personas, parecería una broma.





martes, 2 de junio de 2009

Las Casas de la Muralla I

     Nueve  años después de que las casas de la muralla fueran abandonadas a su suerte, éstas siguen allí en un lamentable y triste estado.

     Hoy día, es comúnmente aceptado que los monumentos aislados pierden mucho de su interés y que, por tanto, la conservación del caserío de los cascos antiguos, en ciudades como Salamanca, es tan importante como el cuidado de los edificios históricos. 

   Pocos metros más allá existe otro paño de muralla, éste sí de gran valor, que está tapado por otras casas (que, por suerte, no fueron derribadas)  llamadas “Casas de la Ribera”, que sin duda conforman una de las vistas más hermosas de la ciudad.

  Creo que cuando para llevar a cabo una idea “estético-urbanística” (ni buena ni mala, que eso el tiempo lo dirá) hay que llevarse por delante, no solo un  conjunto de casas, sino también un concepto de  la conservación y el desarrollo de los cascos antiguos , es que el respeto por la historia de la ciudad ha sucumbido ante intereses personales.  Los cascos antiguos deben seguir siendo vividos por su vecinos, pues lo contrario sería convertir la ciudad en puras postales. 


  He hecho este montaje fotográfico para recordar cuando este rincón de la ciudad tenía terrazas, tiendas, bares, talleres, toldos, jardines, letreros y, sobre todo, vida.