lunes, 20 de septiembre de 2010

La calle de Bermejeros y la Laguna del Hoyo



Una de las calles mas antiguas de Salamanca, sin pertenecer a la “parte vieja” de la ciudad, es la calle de Bermejeros. Aunque dividida en varios tramos muy distintos entre si, esta calle une la de Azafranal con la plazuela de los Sexmeros.

Hace unos veinte años todavía quedaban en pie las casas que se ven en estas fotografías, y con la ayuda de Google se puede ver el edificio que actualmente ocupa el espacio de aquellas.

Dos opiniones he escuchado sobre la razón por las que esta calle lleva el sonoro nombre de bermejeros. Una de ellas cree que se debe a que en su vecindario había talleres de tinte y mas concretamente de color rojo o “bermejo”, como antiguamente se le denominaba .
Si bien es cierto que los distintos gremios se agrupaban en ciertas calles a las que solían dar nombre, parece un poco extraño que estos talleres se dedicaran a un solo color. También es curioso que en ninguna ciudad de habla hispana exista una calle con este nombre, mientras que de tintoreros/as hay en muchas ciudades tanto españolas como hispanoamericanas.

La segunda interpretación dice que algunos de los vecinos de esta calle se dedicaban a pescar “bermejas” en el cercano arroyo que corría paralelo a sus casas, en lo que aproximadamente hoy es el trazado de la Gran Vía. Si en principio puede parecer descabellado por la lejanía del río, me inclino por esta opinión pues este arroyo, conocido como de Santo Domingo, tuvo durante muchos siglos un caudal suficiente (salvo en el estiaje) como para albergar sardas, bermejas y otros peces pequeños como los que hasta hace pocos años se han seguido pescando en el Tormes o en el Zurguén.

Para hacerse una idea del aspecto que durante la Edad Media tenia esta zona de la ciudad hay que recordar que este arroyo al llegar a lo que hoy es la plaza de San Julián, se estancaba formando un remanso, conocido como la Laguna del Hoyo. Según Villar y Macías esta laguna ocupaba la actual plaza y el trozo de la Gran Vía que linda con ella, y sus dimensiones y profundidad eran suficientes para que hubiera barcas para atravesarla. Una vez pasada la laguna, el arroyo continuaba por la que luego se llamó calle de la Esgueva hasta pasar por debajo del puente de Soto (conocido hoy como puente de Santo Domingo) yendo desde allí a desembocar en el Tormes a las afueras de la Puerta de San Pablo.

Bernardo Dorado cuenta en su “Historia de Salamanca” que en 1398 se empezó a cegar la laguna con el ripio que se obtuvo al desmontar la muralla vieja de la calle Asadería.

Como casi siempre, no se puede asegurar cuál de las dos opiniones es la cierta, pero viendo el paisaje que en esos años tenían los vecinos de la calle Bermejeros, no me extraña lo mas mínimo su vocación pescadora.