domingo, 8 de noviembre de 2009

San Esteban, en recuerdo de José Luis Espinel (O.P.)

Hace ahora veinte años que, buscando información sobre Cristóbal Colón y su relación con los Dominicos, me encontré con José Luis Espinel, un fraile menudo y muy discreto, que amablemente me ayudó con mis preguntas. Después de aquella entrevista sólo lo volví a ver una vez más, antes de su fallecimiento. Fue esa segunda tarde, tras haber leído su libro “San Esteban de Salamanca. Historia y guía. Siglos XIII - XX”, cuando nos acompañó a visitar el convento y la iglesia de San Esteban.

Durante el paseo nos contó un descubrimiento que había hecho con posterioridad a la publicación de su Guía y que, por tanto, no aparecía en ella. Se había dado cuenta de que las imágenes de la fachada tenían su correspondencia en la pintura que se halla en el vestíbulo que hay justo al atravesar la puerta principal. En ella vemos una serie de angelitos, cada uno de los cuales tiene un objeto con él. Si, por ejemplo, queremos saber qué santo representa la imagen que tiene en su mano una pequeña iglesia, habrá que buscar el angelote que tenga una iglesia junto a él. En la filacteria que hay a los pies de cada uno de ellos, encontraremos escrito su nombre. En este caso, la imagen que buscábamos es de Santo Tomas de Aquino. que como doctor de la Iglesia, suele tener a ésta en su mano izquierda. Nos habló luego de los símbolos que suelen ir unidos a los santos y de la intención didáctica de este sistema.

Tiempo después me enteré de su muerte y recordé lo que habíamos hablado. Quiero con este post contar lo que nos contó y recordar a un hombre que, como él decía de otros frailes de su convento, fue un “lector empedernido” y un gran observador.