lunes, 25 de enero de 2010

Los restos de San Francisco el Grande



De los tres grandes conventos que las Ordenes Mendicantes fundaron en Salamanca sólo queda, en la actualidad, el de los PP. Dominicos (O.P.). Los otros dos pertenecieron, uno a los PP. Agustinos (O.S.A.) en el solar que hasta hace pocos años ocuparon las “pistas del Botánico” y el otro a los PP. Franciscanos (O.F.M.) en la manzana de casas encuadrada entre las calles Ancha, Ramón y Cajal, Fonseca y Cuesta de S. Blas.

Este último fue el primero de los tres que se fundó en Salamanca, apenas 4 años después de la muerte del fundador de la orden. Muy pocos son los restos que de él han llegado hasta hoy: el ábside principal y uno de los laterales (detrás de la capilla de los Capuchinos) y parte del claustro principal (en el actual colegio de las Siervas). De ellos iré hablando en próximos post, pero hoy quiero destacar el mas pequeño de todos y que, además, se encuentra a pocos metros de donde siempre estuvo. Me refiero a la columna que se halla en una de las plazoletas que forman los jardines del Campo de San Francisco.

Tal como puede verse en el plano del Paseo proyectado por Jerónimo García de Quiñones para el campo de San Francisco en 1787, en la parte alta de la fachada norte del convento había un espacioso atrio al que se accedía mediante una amplia escalinata, que se metía tanto en la calzada, que impedía el tránsito recto a la Puerta de San Bernardo.

Esta escalinata estaba coronada en su parte alta por cuatro columnas unidas de a dos por gruesas cadenas.

El Cronista de la ciudad, D. Salvador Llopis, pensaba que una de estas columnas es la que actualmente está en el Campo de San Francisco. Creo que avalan su criterio las marcas que quedan en su mitad y que muestran que sostuvo la argolla de una cadena.

Hace un tiempo realizamos un video, con Félix, Miguel, Ramón y Quique, en el que se recreaba el convento de San Francisco. La imagen que pongo arriba es uno de los fotogramas de ese video, en el que vemos cómo sería la lonja de entrada a la iglesia (a la izquierda) y al convento (al frente). Una de las cuatro columnas que se ven, sería la que está actualmente en el Campo de San Francisco.

lunes, 11 de enero de 2010

La Relojería Winzer

Toda mi vida he conocido la relojería Winzer en la casa que forma chaflán entre las calles de la Rua y de Sánchez Barbero. Hace pocos años con motivo de la rehabilitación del edificio, fue trasladada a escasos metros de allí , en la calle de Quintana. Siempre supuse que su nombre se debería a alguna marca de relojes, Suiza para más señas, de las que se vendieran en este establecimiento. Lo que nunca imaginé era que el nombre le viniera del apellido de su propietario. Supe que esto era así al encontrarme en “El Lábaro” del 3 de Mayo de 1903 la noticia que abajo reproduzco:



















El primer local que ocupó su negocio estaba en la calle de la Rua, pero en la acera de la derecha, justo al lado de la Pastelería “La Industrial”. Ese local es el que muestra la fotografía cuando fue traspasado a D. Demetrio Gómez en 1912.

En 1934 el negocio fue trasladado al chaflán que tenía enfrente como vemos en la siguiente fotografía y allí se mantuvo hasta 2005, en que pasó a la calle de Quintana.


La última fotografía pertenece a un conjunto de postales de principios del siglo XX y en ella se observa que el reloj de Winzer está ya, mientras que el edificio que ocupó en el 34, todavía es un solar. La fotografia está tirada, por tanto, entre 1912 y 1934, creo que más cerca de la segunda fecha que de la primera.


Volviendo a la noticia de "El Lábaro" no deja de ser curioso, que a principios del siglo XX, momento en que se comienzan a fabricar las primeras bicicletas en España, ya se paseara este hombre por los alrededores de la ciudad y, aunque no se dice nada de las causas de la agresión, no sería raro que la “nueva máquina” fuera causa de las iras de los carreteros o …..no. En fin, que “ya” no podía uno andar seguro por las carreteras.


P.D. Mil gracias a los dueños actuales de Winzer, nietos de D. Demetrio Gómez, por su ayuda y sus dos magníficas fotografías.