viernes, 8 de mayo de 2009

El tren ... de la historia


...¡A Salamanca, pues, amigos míos! ¡ A Salamanca,sin pérdida de tiempo! ¡A Salamanca, antes de que, por razón de ornato público, le sacudan el polvo de los siglos! A Salamanca antes de que la mejoren, antes de que la reformen, antes de que la profanen... (que todo viene a ser la misma cosa)! !A Salamanca mañana mismo! 

   “El viaje es sumamente cómodo......Se sale de Madrid a las nueve y media de la noche y se llega allá a las nueve y media de la mañana.”

 

   Con estas encendidas palabras, el lunes 8 de octubre de 1877, Pedro Antonio de Alarcón animaba a sus amigos a estrenar el tren que, sólo unos días antes, había inaugurado el Rey, y convertía el viaje en algo ”sumamente cómodo”. De él nacería el delicioso libro “Dos días en Salamanca”. Cuando ayer me dieron una hoja, para firmar en contra de la desaparición de dos trayectos más, volví a recordar las palabras del escritor granadino. 

  

    ¿Hacia dónde va el tren de la fotografía? o, mejor, ¿hacia dónde van los trenes que se suprimen? o, peor, ¿dónde quedan las ciudades a las que suprimen sus trenes?

     En Salamanca, los actuales trenes que cubren los escasos trayectos que tenemos, es claro que no están a la altura de los tiempos y, por lo tanto, se usan poco (salvo el caso de Madrid, en el que, aunque los T.R.D. sean de insulto, tienen una gran afluencia de viajeros). Esta situación provoca que dichos trayectos no sean rentables. Ante esto, la decisión que se ha tomado  ha sido suprimir algunos de ellos.  

  Por otro lado, parece que la única  opción posible sea el A.V.E. y eso... va para rato.   ¿No sería posible que las actuales lineas fueran actualizadas en cuanto a comodidad, racionalidad de horarios, velocidad, etc. ? Si el A.V.E. alcanza velocidades de hasta 350 Km. por hora, ¿no serían aceptables trenes que llegaran a unos “módicos” 150 Km/h. y que nos pusieran en Madrid en una hora y veinte minutos, o en Barcelona en 5 ó 6 horas?. A buen seguro que sí, pero los tiempos que corren no gustan de medias tintas. Bien pensado, el lema de César Borgia era “César o Nada”... no deben de ser los tiempos.