Ayer dimos un paseo por Salamanca siguiendo la ruta marcada por los edificios que, entre finales del siglo XIX y principios del XX, construyó D. Cecilio González Domingo. A la mitad del paseo, justo cuando estábamos en la esquina noreste del Mercado de Abastos, la imagen que teníamos delante nos resultó llamativa: cinco de las seis construcciones que desde allí veíamos, pertenecían al arquitecto cuya obra íbamos siguiendo. El montaje fotográfico que pongo arriba, muestra cómo toda una acera de las más representativas de Salamanca, si exceptuamos la “parte vieja”, pertenece a la obra de un único autor. Además, entre los cinco inmuebles están representados los tipos de casas que solía construir.
A la izquierda, dos edificios contiguos en los que se muestra, por un lado, la utilización de los nuevos procesos productivos (como el ladrillo prensado industrial) y, por otro, su gusto por la “arquitectura del color” uniendo la piedra franca con el ladrillo, el hierro fundido y el enfoscado de color blanco.
En el centro, hallamos dos preciosas muestras de lo que se ha llamado “Casas Palacio”. Ambas están construidas con piedra franca y poseen muchos de los elementos definitorios de su estilo como miradores de hierro, ménsulas, frisos, cornisas y cresterías caladas.
Finalmente, a la derecha y en la otra acera, vemos un edificio de viviendas de cuatro plantas que destaca, sobre todo, por su sobriedad. Salvo los curvos miradores de hierro, no posee ningún otro elemento destacable, sin embargo, la utilización de piedra franca en la planta baja y la limpia distribución de los esbeltos balcones le dan al conjunto un aspecto armonioso y elegante.
El aspecto abombado del centro de la fotografía lo produce Photoshop al forzar la panorámica o yo, que no lo controlo.