Nueve años después de que las casas de la muralla fueran abandonadas a su suerte, éstas siguen allí en un lamentable y triste estado.
Hoy día, es comúnmente aceptado que los monumentos aislados pierden mucho de su interés y que, por tanto, la conservación del caserío de los cascos antiguos, en ciudades como Salamanca, es tan importante como el cuidado de los edificios históricos.
Pocos metros más allá existe otro paño de muralla, éste sí de gran valor, que está tapado por otras casas (que, por suerte, no fueron derribadas) llamadas “Casas de la Ribera”, que sin duda conforman una de las vistas más hermosas de la ciudad.
Creo que cuando para llevar a cabo una idea “estético-urbanística” (ni buena ni mala, que eso el tiempo lo dirá) hay que llevarse por delante, no solo un conjunto de casas, sino también un concepto de la conservación y el desarrollo de los cascos antiguos , es que el respeto por la historia de la ciudad ha sucumbido ante intereses personales. Los cascos antiguos deben seguir siendo vividos por su vecinos, pues lo contrario sería convertir la ciudad en puras postales.
He hecho este montaje fotográfico para recordar cuando este rincón de la ciudad tenía terrazas, tiendas, bares, talleres, toldos, jardines, letreros y, sobre todo, vida.